jueves, 12 de febrero de 2009

Me encontré con un cristiano

Hay un tipo en mi trabajo que me cae bien, tiene un buen setido del humor, es agradable mientras estás con él unos minutos, es muy extrovertido (yo no soy muy introvertido tampoco) pero muchas veces hace bromas de doble sentido, hace bromas con respeccto al sexo opuesto, habla de drogas "en broma" y otras cosas más que caracterizan a alguien que conoce a Cristo.  Tiene muy poco que lo conozco y casi no he podido platicar con él porque estamos en diferentes áreas. Hoy al irme me despedí de lejos y me preguntó: ¿eres cristiano? - Sí - Le respondí - Yo también - me dijo.  Creo que no pude ocultar mi expresión de "tienes-que-estar-bromeando" aunada a un gesto de "no-sabes-lo-que-dices".

Y es que el cristiano nunca fue puesto por Dios en el mundo para ser igual a la gente que no cree en Cristo, es más, Jesús exigió simpre una diferencia radical en aquellos que pretendían seguirle.

"Entonces Jesús dijo a sus discípulos:  Si alguno quiere venir en pos de mí,  niéguese a sí mismo,  y tome su cruz,  y sígame." Mateo 16:24 

Y la autonegación incluye cada aspecto de la vida del cristiano, la cruz a su vez implica el sufrimiento que la autonegación conlleva. Y ambos son requisitos para ser un discípulo del maestro. Ambos: Niégate a ti mismo y sufre una muerte lenta y agonizante.

No parece una vida muy deseable para los no-cristianos, y tampoco para la mayoría de los que sí lo son ¿No es cierto?

Por eso encontramos en cada congregación-iglesia-templo-célula (o como sea que se le llame) montones de "cristianos" que viven cada día como bien les parece, pero eso sí, con la "seguridad" de que cuando mueran llegarán al cielo. Vidas cómodas y sin responsabilidades ante Dios, pero eso sí, suplicando sus bendiciones (sobre todo materiales).

No me malentiendas, no trato de criticar duramente a nadie pues yo mismo viví muchos años separado del Señor pretendiendo que me divertía, sin reconocer que solo sufría y echaba a la basura días que nunca podrán ser recuperados (aunque mi testimonio personal será motivo de otro post). Lo que trato de hacer es que el cristiano que lea esto recuerde que fue puesto en ese lugar en donde está para impactar a otros. Impactarlos con su vida.

Nadie puede pretender ser un verdadero cristiano y vivir a su manera. Nadie. Es una incongruencia, un absurdo. El que es discípulo de Cristo no dice como el tipo de mi trabajo "yo también soy cristiano" y vive entre la gente sin que nadie lo sepa. 

Lee bien lo que dice Jesús, tres o cuatro veces si es necesario:

"Vosotros sois la sal de la tierra;  pero si la sal se desvaneciere,  ¿con qué será salada?  No sirve más para nada,  sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo;  una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder."
Mateo 5:13,14

El cristiano es la    s   a   l    que da sazón a este lugar, el cristiano es la    l    u    z     que a lumbra toda la tierra. Cristiano, eres SAL ¿Has perdido tu sabor? ¿Has dejado de ser útil? eres LUZ ¿Alumbras a los que te rodean? ¿Tus acciones (no solo tus palabras ni tu blog) permiten a otros mirar al deslumbrante Jesús? No puedes estar escondido para siempre, tienes que tomarte de la mano de Jesús y dar sabor al mundo insípido. Tienes que acercarte al Redentor y alumbrar con Su gloria a los que todavía están lejos... para ser un verdadero "cristiano".

No se repita en ti la triste historia de muchos que dicen ser cristianos. Que no sepan los demás que eres cristiano y se encuentren con alguien no muy diferente a ellos. Sé un discípulo, muere cada día, da sabor y alumbra. Para que todo aquel que te conozca no te vea a ti, vea a Jesús. Y verás la grande obra que el Maestro puede hacer a través de ti.

Para su gloria.

martes, 10 de febrero de 2009

¿Amas a Dios?

El predicador pregunta con una gran sonrisa en el rostro "¿Amas a Dios?" Y no se hacen esperar los que responden en voz alta un "Amén" entusiasmado. Y esta historia se repite de vez en vez por todo el mundo.

Yo creo que los cristianos se precipitan al responder acerca de las cuestiones de la fe, sobre todo cuando se nos enfrenta a preguntas tan importantes como esta:

¿En realidad amas a Dios?

El que ha nacido de nuevo, aquél que ha sido adoptado por Dios mismo, el que ha sido transformado desde el corazón, aquél que ahora posee una nueva naturaleza… tiene la necesidad (no solo el deseo) de amar a Dios.

Y en su búsqueda de ese Dios que espera ser amado, el cristiano se enfrenta ante el bombardeo de otros cristianos y otros tantos “pseudocristianos” que enseñan que el amor a Dios es: Una experiencia de los sentidos elevados hasta los lugares celestiales, un tiempo de adoración musical (o de cualquier otra forma) que lleva al que participa de ella a un “éxtasis religioso”, y no sé cuantas formas más de “experimentar” a Dios. Hace un tiempo me dijo una persona “yo asisto a tal congregación porque allá sí se siente el poder de Dios”.

...Pero el amor a Dios no es un sentimiento, no es una experiencia, y tampoco se define en tus propias palabras o las mías. El amor a Dios es definido por Dios mismo:


“Si me amáis, guardad mis mandamientos.” Juan 14:15


Es el deleite en la Palabra del Señor y la obediencia sumisa a ella. Es una actitud humilde ante Dios junto con la inseparable disposición para seguirle en el sinuoso camino de la cruz. No es lo que sentiste durante la predicación, no es el entusiasmo que tenías al decir “amén”. Es la sumisión total a su autoridad, y el gozo que proviene de ello. Es el conocimiento profundo del Dios de las Escrituras y las ganas de estar siempre a su lado, sea en la sombra, sea en la luz.

Muchos cristianos hablan de amar a Dios pero no odian al pecado, hablan bien del Señor pero se expresan mal y tratan sin misericordia a otros (aunque sean otros cristianos), adulan al Altísimo pero guardan rencor por lo que les hicieron (o dejaron de hacer) otros.

No tengo tiempo para seguir escribiendo (es por eso que casi nunca escribo) pero ¿Por qué no reflexionas seriamente?

¿Amas a Dios?_

lunes, 2 de febrero de 2009

Jesús todavía llama

¿Por qué a veces el cristiano no escucha a Jesús que está a la puerta?

El cristiano no ve siempre a Jesús afuera de su casa esperando ser invitado a entrar, y es que entre tantas cosas que hacer y en qué pensar, que apenas le queda tiempo para escuchar que llaman a la puerta.

Pero si supiera cuánto pierde al no voltear al Redentor, si se diera cuenta que la vida solo es vida si se vive en armonía con él. Si tan solo probara de las delicias de su cena, de sus manjares celestiales, de su amor desinteresado, puro, alucinante.

Entonces, solo entonces perdería interés por el mundo y por sí mismo. Y ahí, en el encuentro con el deslumbrante Jesús apreciaría el incalculable valor de tan precioso Dios… y volvería a él.


Una, y otra, y otra vez… porque Jesús lo es todo. Y lo sería todo para él.

 

No llegaste hasta este blog para leer lo que yo tenga que decir. Llegaste aquí porque por la misericordia de Dios tienes una oportunidad de tener un nuevo encuentro real y personal con Jesús. No son mis palabras, son las suyas:


"He aquí,  yo estoy a la puerta y llamo;  si alguno oye mi voz 

    y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él,  y él conmigo." 

Apocalipsis 3:20